Lo malo del gobierno es que gobierna

 

La calidad de la foto contrasta con la calidad de lo fotografiado.

Triángulo de Amor Bizarro en directo suena mejor. El pasado sábado lo demostraron en Cáceres. Melodías sin resquicios, sin concesiones al silencio, que no dejan respirar a los músicos pero tampoco al público, ni siquiera entre canción y canción. Una batería literalmente brutal y un batería, Rafa, capaz de “meterte” en el concierto sólo con su expresividad. Unas voces delicadas y a la vez ácidas (a veces pretendidamente estridentes) que contrastan con el noise ambiente. Un maridaje perfecto, que diría un crítico gastronómico. Por momentos como en los que Rodrigo rasga con furia la guitarra, sin darse cuenta de que golpea los altavoces con ella, o en los que Isa toca el bajo de rodillas, poseídos los dos, TAB es todo un espectáculo. Óscar, el teclista, sonríe y sigue a lo suyo. Más de hora y media de concierto hipnótico, creo (los músicos no eran los únicos con una melopea importante), lleno de momentos frenéticos, que alcanzaron su cenit cuando “El himno de la bala” y “De la monarquía a la criptocracia” sonaron seguidas, sin descanso. En una actuación de TAB puede pasar de todo: desde que Isa le arrebate una baqueta a Rafa y atice con ella al platillo de la batería o que le dé el bajo a un chico de la primera fila, que incluso acabó subiéndose al escenario, para que lo toque durante varios minutos hasta que el grupo se despida con una versión del “Lento” de Julieta Venegas. Ver a TAB en directo: 10€ en venta anticipada y 12 en taquilla. Escuchar a Rodrigo cantando “sé delicado y esperá” con una sonrisilla en la boca e imprimiéndole un toque personal… no tiene precio. Buen concierto que tuvo mejor final: los chicos se bajaron del escenario para hablar con la gente, echarse unas fotos y firmar autógrafos. Unos tíos cercanos y muy animados. Sólo queda felicitar a la Sala Barroco por la elección y esperar que en el Contempopránea 2011, al que ya han confirmado que van, tengamos la oportunidad de, además de volver a disfrutar con su música, poder hablar con ellos otra vez.

NOTA: he aquí otro triángulo de amor bizarro, cuyos vértices somos mi amigo Javi, que vino desde Salamanca sólo para asistir al concierto, Isa y yo.